Nos interesa dar cuenta de la persistencia de la voz (Zumthor, 1985) en la cultura urbana del capitalismo tardío. Para ello, nos enfocaremos en una práctica cultural juvenil en vías de artificación (Heinich, 2012: el rap freestyle. El rap, parte sustancial de la cultura del hip hip hop, ha logrado trascender -como el rock en su momento-, las coerciones del inglés y se ha instalado en gran parte del mundo de habla hispana. En cuanto a su práctica en Argentina, en los últimos cinco años asistimos a su veloz crecimiento y visibilización mediática. Actualmente, la cultura rap –rimas, gestualidad, vestuario, imágenes- alimenta nuevas y poderosas formas identitarias entre niños y jóvenes urbanos. Dentro del rap, se destaca una modalidad enteramente vocal: la competencia o “batalla” de freestyle, combate verbal basado en la improvisación ingeniosa de dos o más contendientes sobre una base de beatboxing. Un teatro de la voz y de los cuerpos que anuda una antigua tradición presente en numerosos folklores del mundo con elementos de la cultura citadina hipermediatizada. Una puesta en escena en la plaza pública que en su pasaje a las redes sociales asume una masividad inédita.