El lenguaje, como herramienta de construcción de identidad y como mecanismo de dación de sentido, permite reconocer en las prácticas sociales el potencial para expresar conceptos, modificar conductas y determinar nuevos usos en los conceptos utilizados. En el caso concreto de los discursos doxológicos (político, religioso, periodístico) es posible caracterizar y diferenciar el sentido del que pueden cargarse las palabras. La lingüística cognitiva se constituye en una disciplina que tiene como uno de sus principales objetivos analizar el lenguaje a través de la forma en que el individuo construye su conocimiento mediante la organización y expresión lingüística de conceptos, así como de la relación de significados que se establecen entre dichos conceptos, partiendo de la experiencia de los sujetos. Entre los aspectos básicos que fundamentan este abordaje teórico están los dominios cognitivos, modelos cognitivos, espacios mentales. Un autor que se constituye en base teórica de esta perspectiva cognitiva es Guilles Fauconnier (1985) para quien el discurso se encuentra organizado en espacios mentales que se encuentran conectados unos a otros a manera de una reja o red, donde un punto determinado puede conducirnos a otro punto, y éste, a su vez, nos abre otra gama de posibilidades (se trata pues de una construcción de secuencias). Para comprender el análisis semiótico, partiendo de la cada vez más clara relación entre el lenguaje y los procesos mentales de construcción social de sentido, es importante tener en cuenta las conexiones con las ciencias cognitivas. Si el análisis semiótico del discurso es un método concebido para comprender el modo en que el “lector estándar” comprende un texto, los avances de las ciencias cognitivas nos brindan una valiosa oportunidad para reflexionar sobre sus procedimientos fundamentales. Es decir, tras los importantes avances en las ciencias cognitivas desde mediados del siglo XX sabemos cada vez más cosas y de forma más precisa sobre el “modo en que se comprende”, y esto permite abrir estrategias de análisis que permitan verificar la validez de los programas metodológicos de la semiótica, evaluar sus alcances y posibilidades. Parece claro que, de cara al futuro, una eficaz articulación entre la semiótica y las ciencias cognitivas será relevante para potenciar el análisis semiótico del discurso, en cuanto a mecanismos y herramientas; de igual manera para permitir mejores resultados respecto al tipo de información y de procesamiento de aquello que conecta efectivamente en el imaginario del público, logrando precisar las formas de configuración de la imagen pública de determinados sujetos, instituciones o temas que derivan de los discursos políticos, religiosos y de los medios de comunicación de masas.