Trayectorias localistas y retrospectivas en el arte contemporáneo argentino

Esta presentación explora una serie de lecturas, el vínculo entre dos umbrales temporales distantes y la constitución de un lugar imaginario marcado por un ethos localista y retrospectivo. El paisaje convocado desde el presente es la producción de artistas rosarinos en torno a la década del 50. Aunque los contornos temporales son difusos y pueden retrotraerse hasta los años 30 y también avanzar de manera bastante extendida abarcando los primeros años de los 80. El horizonte de recepción actual sí esta constituido de un modo más preciso: se trata de proyectos de tres artistas, Claudia del Río, Marcelo Pombo y Santiago Villanueva, que en un lapso de casi diez años reconfiguraron aquella escena alejada impulsados por la necesidad de desclasificar ciertos relatos historiográficos para constituir un archivo que interpele su contemporaneidad. A su vez, este grupo coincide en estrategias que ponen en crisis las distancias tradicionales entre artistas y curadores actuando directamente sobre la inteligibilidad de aquellos legados. El pretérito umbral evocado es diverso, incluye artistas que han encontrado un lugar dentro de los relatos historiográficos nacionales, pero también se enfoca en trayectorias más anónimas y marginalizadas. La narración histórica: sin duda un punto de partida importante es el célebre llamamiento a la fundación de una Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos de 1934 producido en torno a la figura de Antonio Berni luego de su fugaz contacto con David Alfaro Siqueiros un año antes en Rosario. En la composición de ese grupo aparecen algunos de los nombres más recurrentemente citados: Luis Ouvrard, Juan Grela, Leónidas Gambartes, Anselmo Piccoli, entre otros. Pero no parece ser el realismo político, la adhesión a una vanguardia social programática lo que contemporáneamente los redefine. Por el contrario, lo que el presente parece convocar es la búsqueda de una realidad otra de tintes metafísicos y litoraleños. El hito central en esta historia es la conformación del heterogéneo Grupo Litoral. Luego de la experiencia de La Mutualidad, y en clara oposición al imaginario heroico y masivo del peronismo, este colectivo inicia sus actividades con un manifiesto universalista en 1950. El nuevo grupo abraza la renovación de las estéticas modernistas procesando sus indagaciones formales y reivindicando paralelamente su regionalismo. La sencilla felicidad de esta arcadia litoraleña evocada, más allá de su entonación nostálgica, parece instituirse como una red de estrategias que responden estrictamente al presente: en primer lugar, la posibilidad de imaginar un mapa en el que la denominadas periferias puedan reestructurar los relatos globales sobre el arte más cristalizados; en segundo término, la reivindicación de una actividad amateur o autodidacta frente a la compulsiva profesionalización de los perfiles artísticos contemporáneos; finalmente, la constitución de una temporalidad proliferante e intrincada que haga colapsar los resabios de esquemas lineales, causales o progresivos de la historia.
País: 
Argentina
Temas y ejes de trabajo: 
Las semióticas de las artes: momentos y territorios
Institución: 
Universidad Nacional de las Artes
Mail: 
f.baeza.critica@gmail.com

Estado del abstract

Estado del abstract: 
Accepted
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