En un acelerador de partículas se impulsan protones a muy altas velocidades para luego hacer que colisionen entre sí, fragmentándose en partículas subatómicas que salen disparadas en múltiples trayectorias. A partir de detectar y almacenar esas trayectorias es que los científicos buscan respuestas a complejas preguntas sobre el origen y la composición del universo. El espacio semiótico digital o ciberespacio se comporta de manera similar, constantemente múltiples discursos colisionan en las redes sociales y estallan en múltiples trayectorias que son registradas por las mismas plataformas y analizadas por especialistas en lo que se ha denominado Big data, con el propósito de anticipar y sobre todo de redirigir estas trayectorias para lograr que el público actué de cierta forma, por ejemplo: comprando un determinado producto o votando por un cierto candidato. En un comienzo, se había creado gran expectativa en torno a la posibilidad que ofrecían estos nuevos medios de transformar los procesos de mediatización que existían anteriormente. Y ofreciendo al público la posibilidad de dejar de ser un consumidor pasivo de contenidos para convertirse en generador de estos mismos contenidos. Se esperaba entonces un entorno mediático realmente participativo, similar al descrito por Habermas, que permitiera el surgimiento de una especie de ágora digital en el que las personas pudieran discutir sobre diferentes problemas y concertar soluciones sin la injerencia de un discurso hegemónico. La realidad ha resultado ser muy diferente. Desde el punto de vista de una semiótica de análisis del discurso y de las mediatizaciones, resulta necesario revisar las herramientas que han construido teóricos como Foucault y Jäger para el análisis crítico del discurso, para diseñar nuevas herramientas a partir de las propuestas que se generan desde lo cognitivo, como ya lo hace George Lakoff y desde nuevas perspectivas como la semiótica agentiva de Douglas Niño. Herramientas que hagan uso de tecnologías que ya son accesibles como los sistemas de gestión de datos de ‘Big Data’. Calcular las trayectorias y colisiones que se dan en los espacios digitales que reflejan y repercuten los que se dan en la realidad 1.0 puede ser tan difícil como predecir trayectorias de huracanes; sin embargo, se propone la ambiciosa idea de qué con las herramientas adecuadas, y a partir de un trabajo interdisciplinar, es posible trazar un mapa de lo que Lotman define como semiosfera e identificar y hacer un seguimiento de las trayectorias que se dan en el constante flujo entre los centros y las periferias, y de las colisiones que se presentan entre las múltiples semiosferas que se manifiestan en el ciberespacio.